La hipertensión arterial
La hipertensión es la patología médica más diagnosticada y tratada de la medicina actual, pero no siempre los temores del paciente son válidos
La tensión arterial, comúnmente denominada presión arterial, evidencia la fuerza de bombeo del corazón para tratar de hacer llegar la sangre con sus preciados nutrientes a todos los rincones del organismo y a cada una de las células que lo componen. Sin una tensión arterial adecuada no existiría la vida.
Por este simple comentario anterior se sobrentiende que la tensión arterial es algo dinámico y no estático. Según la necesidad de energía de los sistemas orgánicos del cuerpo, la circulación debe ser mayor o menor. A mayor necesidad de esfuerzo, más tensión arterial se necesita. Así de simple, así de contundente.
Pongamos un ejemplo para clarificar la cuestión: Si estamos descansando en un sillón, la necesidad de energía será mucho menor que si estamos corriendo una maratón. Por lógica en el primer caso la tensión arterial será mucho menor que en el segundo caso donde, la necesidad de sangre y energía para los músculos y demás órganos será de otra magnitud.
El común de la gente y, lamentablemente, muchos médicos, ubican la tensión arterial normal en un valor predeterminado y constante… Usted debe tener 120/80, es decir el común “doce ocho”, constantemente, continuamente y casi… Por decreto. Así, mayor tensión arterial de la estipulada rígidamente se debe medicar indiscutidamente.
Grosero error por el cual, casi toda la humanidad después de los cuarenta años de vida está erróneamente medicada y rotulada de hipertensos. Si la tensión arterial es dinámica, varía tantas veces en el día como actividades hagamos; como circunstancias vivamos; como angustias padezcamos; o como ansiedades enfrentemos.
Tener 120/80 de tensión arterial es “hermoso”, pero tal vez sea solo factible para las personas jóvenes en el ideal de sus vidas. Si a los cincuenta o sesenta años no tenemos la misma agudeza visual que a los veinte; no tenemos la misma fuerza muscular que a los veinte; o no tenemos las mismas expectativas que a los veinte… ¿Por qué debemos tener la tensión arterial de los veinte?
Una tensión arterial de 150/80 a los cincuenta años, o de 160/80 a los sesenta años es tan normal como tener un principio de cataratas o un grado de artrosis articular, pero no… Este tipo de pacientes ya están medicados en demasía desde, tal vez, muchos años atrás.
Para que todo esto que vamos explicando no quede solo en una nebulosa, debemos tener en cuenta que: Para catalogar a un individuo de hipertenso, se debe tener más de un solo registro de su presión. No es de buena práctica como médicos, que a un paciente nuevo, que llega con toda su carga de ansiedad ante un profesional desconocido, lo mediquemos en el acto por encontrar que tiene su tensión arterial elevada.
Se le debe indicar a ese paciente que controle sus niveles de presión en diferentes horas del día, durante por lo menos diez días, llevando un registro de qué actividades se estaban realizando al momento del control y el estado nervioso de ese mismo momento. Esto último es vital porque casi todas las hipertensiones arteriales, siempre tienen una base nerviosa sobreagregada.
Tanto así es esto que el primer tratamiento de toda hipertensión arterial debería ser un sedante y no un fármaco antihipertensivo primario. Esto tiene su explicación en que la tensión arterial depende de la frecuencia cardíaca (la velocidad del latido del corazón), y de la resistencia periférica (la capacidad de las arterias de cerrarse y disminuir su calibre para aportar más sangre).
Da la casualidad que ambas situaciones (aumento de la frecuencia cardíaca y aumento de la resistencia periférica), se dan en los mecanismos de Stress por efecto de la descarga de adrenalina, y el Stress, la descarga de adrenalina y el aumento de la tensión arterial van siempre de la mano de los padecimientos y conflictos humanos cotidianos.
Por este simple comentario anterior se sobrentiende que la tensión arterial es algo dinámico y no estático. Según la necesidad de energía de los sistemas orgánicos del cuerpo, la circulación debe ser mayor o menor. A mayor necesidad de esfuerzo, más tensión arterial se necesita. Así de simple, así de contundente.
Pongamos un ejemplo para clarificar la cuestión: Si estamos descansando en un sillón, la necesidad de energía será mucho menor que si estamos corriendo una maratón. Por lógica en el primer caso la tensión arterial será mucho menor que en el segundo caso donde, la necesidad de sangre y energía para los músculos y demás órganos será de otra magnitud.
El común de la gente y, lamentablemente, muchos médicos, ubican la tensión arterial normal en un valor predeterminado y constante… Usted debe tener 120/80, es decir el común “doce ocho”, constantemente, continuamente y casi… Por decreto. Así, mayor tensión arterial de la estipulada rígidamente se debe medicar indiscutidamente.
Grosero error por el cual, casi toda la humanidad después de los cuarenta años de vida está erróneamente medicada y rotulada de hipertensos. Si la tensión arterial es dinámica, varía tantas veces en el día como actividades hagamos; como circunstancias vivamos; como angustias padezcamos; o como ansiedades enfrentemos.
Tener 120/80 de tensión arterial es “hermoso”, pero tal vez sea solo factible para las personas jóvenes en el ideal de sus vidas. Si a los cincuenta o sesenta años no tenemos la misma agudeza visual que a los veinte; no tenemos la misma fuerza muscular que a los veinte; o no tenemos las mismas expectativas que a los veinte… ¿Por qué debemos tener la tensión arterial de los veinte?
Una tensión arterial de 150/80 a los cincuenta años, o de 160/80 a los sesenta años es tan normal como tener un principio de cataratas o un grado de artrosis articular, pero no… Este tipo de pacientes ya están medicados en demasía desde, tal vez, muchos años atrás.
Para que todo esto que vamos explicando no quede solo en una nebulosa, debemos tener en cuenta que: Para catalogar a un individuo de hipertenso, se debe tener más de un solo registro de su presión. No es de buena práctica como médicos, que a un paciente nuevo, que llega con toda su carga de ansiedad ante un profesional desconocido, lo mediquemos en el acto por encontrar que tiene su tensión arterial elevada.
Se le debe indicar a ese paciente que controle sus niveles de presión en diferentes horas del día, durante por lo menos diez días, llevando un registro de qué actividades se estaban realizando al momento del control y el estado nervioso de ese mismo momento. Esto último es vital porque casi todas las hipertensiones arteriales, siempre tienen una base nerviosa sobreagregada.
Tanto así es esto que el primer tratamiento de toda hipertensión arterial debería ser un sedante y no un fármaco antihipertensivo primario. Esto tiene su explicación en que la tensión arterial depende de la frecuencia cardíaca (la velocidad del latido del corazón), y de la resistencia periférica (la capacidad de las arterias de cerrarse y disminuir su calibre para aportar más sangre).
Da la casualidad que ambas situaciones (aumento de la frecuencia cardíaca y aumento de la resistencia periférica), se dan en los mecanismos de Stress por efecto de la descarga de adrenalina, y el Stress, la descarga de adrenalina y el aumento de la tensión arterial van siempre de la mano de los padecimientos y conflictos humanos cotidianos.
Suscribite a la Fundación
Cómo podés colaborar con la Fundación?
Con tu suscripción mensual, la 'Fundación Sueños y Utopías' podrá continuar con la labor que desarrolla desde hace doce años en la prevención de la obesidad y la malnutrición infantil, el aporte alimentario a los niños chicos con carencias alimentarias y el adecuado control del estrés y los trastornos de ansiedad.
SuscribirmeAyudanos a Ayudar
Cómo podés colaborar con la Fundación?
El diario digital Un Espacio de Salud es un medio de la “Fundación Alimentaria Sueños y Utopías”, entidad civil sin afán de lucro, para la Prevención de la Obesidad y la Malnutrición Infantil. Desde aquí agradecemos a todos los amigos que nos siguen, compartiendo las notas y respaldando, con su buena voluntad, a cada uno de los patrocinadores que amablemente nos acompañan.
Colocá un enlace en tu sitio