La estética y la salud

Dado que la estética es una motivación primaria de los seres humanos, la obesidad es poco tolerada dado que representa el fracaso



Siguiendo los lineamientos enumerados en la Teoría de la motivación humana de Maslow y las reglas de información de nuestro cerebro emocional (sistema límbico), que es la gran parte animal de toda persona, podremos entender por qué en el curso de la historia social y general del mundo, los valores estéticos, la belleza y la armonía del cuerpo humano fueron “yendo y viniendo” en una forma a primeras luces caótica o incoherente, pero que a la luz de estos conceptos y enunciados, comienzan a tener un viso de lógica coherencia.

No es ningún secreto que las sociedades evolucionadas o industrializadas tienen mayor índice de casos de anorexia y bulimia, si nos preguntamos a que se debe esto, los interrogantes que surgen en principio son dos: ¿Es por el bombardeo publicitario (alimentado por el alto poder adquisitivo de la población) y la imperiosa necesidad del individuo de ser parte de esa sociedad de consumo?, ¿O es porque al tener todas las necesidades humanas resueltas casi en su totalidad, el ideal de la belleza se torna en una obligación ineludible personal y socialmente?

Si tomamos la primera apreciación como válida, esto nos llevará indefectiblemente a la segunda opción; pues no puede haber sociedad altamente consumista sin haber logrado satisfacer, en el grueso de su población, todas sus necesidades humanas básicas. Entonces puede que las patologías por exceso de “rigor” estético (anorexia o bulimia) sean la conclusión lógica de tratar de satisfacer las necesidades sublimes y superiores (las necesidades estéticas) de un modo poco real: Es más fácil “entrar” en un cuerpo perfectamente delgado, que entrar en la historia del arte o de la ciencia.

En la anorexia-bulimia confluyen: el cumplimiento de satisfacer las necesidades superiores de la estética (para entrar en lo más alto de la calificación humana), y el legado posmoderno de una aparente y eterna juventud. Amén de estas cuestiones la motivación superior de estética y belleza cobra importancia al momento de la continuidad de nuestra especie pues para garantizar una descendencia sana y fuerte, de poder elegir lo mejor, nuestro cerebro emocional, sin lugar a dudas elegirá lo mejor, es decir una compañera o compañero que cumpla todos los principios de la estética y la belleza: Si se es perfecto por afuera, necesariamente debe ser perfecto genéticamente.

Ante el retroceso o la pérdida de necesidades anteriormente satisfechas surge un componente de emergencia con un alto grado de frustración que lleva a dejar de lado todos los objetivos superiores (como los de estética y belleza) en aras de recuperar los logros perdidos. Sin ir más lejos podemos comprobar que siempre que existe una situación crítica general, las sociedades en un intento de salir rápidamente de lo angustiante de su pasado reciente activan las motivaciones estéticas como solución, aun cuando todavía tienen necesidades fisiológicas básicas (comida, abrigo, protección) no resueltas.

Los cambios radicales en pintura, música, arquitectura, etc. Que sucedieron luego de ambas guerras mundiales y en medio de lo más álgido de la guerra fría así lo atestiguan. En nuestro medio social doméstico, ante una crisis severa como la del año 2001, que puso a una gran parte de la población en emergencia de perder sus necesidades ya resueltas, se notó un significativo aumento en los grados de sobrepeso y obesidad en la población.

¿Esto es como consecuencia de la angustia por lo que estaba sucediendo?, ¿O como consecuencia de tener que recuperar las necesidades de seguridad y protección dejaron de lado sus aspiraciones estéticas? Nuestra experiencia de trabajo con pacientes obesos nos demostró que luego de un par de años de acaecidos estos sucesos, los criterios de cuidado estético volvieron a resurgir, sin que la condición económico-social de la gente fuese tanto más floreciente.

Si una sociedad está preocupada por la estética y la belleza, ¡bienvenido sea!, pues puede significar que ya se superaron los momentos de las angustias y las incertidumbres de la diaria supervivencia. Saber tender las redes de contención para que estos objetivos estéticos no pasen la barrera de lo normal y se conviertan en un problema depende de saber transmitir (quienes tenemos la capacidad de hacerlo) un mensaje claro y coherente.

Desde esta óptica si englobamos a la anorexia-bulimia como una enfermedad de las sociedades desarrolladas no estaremos errados; Pero si decimos que esas mismas enfermedades pueden ser la representación de un “exceso” en el afán de cubrir las necesidades estéticas por no tener ya más nada que conseguir ¿estaremos tan errados? ¿La anorexia-bulimia es tan difícil de corregir porque es una enfermedad compleja en si misma?, ¿O porque no es más que una lucha para no satisfacer las necesidades estéticas y quedarse sin objetivos futuros?

Dr. Rubén Merciel



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