De Homo Sapiens y Neandertales
Un abismal choque de culturas que terminó modelando el futuro de la humanidad
Un grupo de arqueólogos israelíes, tras rescatar de la cantera de Nesher Ramla fragmentos óseos de un adulto, piensan que esta zona del medio oriente, pudo ser la cuna de los hombres de Nehandertal, una especie que se pensaba genuinamente europea y con la que los homos sapiens tuvieron un choque cultural hace decenas de miles de años.
El análisis de estos fósiles revela que pertenecen a un grupo humano desconocido que vivió hace unos 130.000 años y que fue bautizado como Homo de Nesher Ramla.
Lo que hoy es Israel antes era la cabeza de puente entre África y Eurasia con una interacción casi constante entre homo sapiens y neandertales.
La convivencia de ambas especies deja en claro una abismal diferencia entre ambos y que a la postre fue el desencadenante de la desaparición de esta en apariencia exitosa especie.
Durante todo el periodo glaciar en Europa vivió el Hombre de Neanderthal. Este espécimen fue exitoso por 100.000 años hasta que debieron enfrentarse con los humanos modernos, llegados hace 40.000 años a Europa desde el Medio Oriente.
Mientras el Homo Sapiens perfeccionaba las herramientas de uso diario, organizaba cacerías en grupo portando agiles lanzas, dominaban a discreción los secretos del fuego y dejaban sus huellas culturales impresas en las pinturas rupestres, los neandertales no pudieron variar su capacidad manual en 100.000 años. No conocían el uso de herramientas elaboradas o armas de caza diferentes a sus palos-lanza, y tampoco fueron hábiles dominadores del fuego.
Este abismo cultural pudo haber sido el responsable del fin de los Hombres de Neanderthal y no la simple llegada de los humanos modernos como se argumentó hasta hace poco tiempo.
Estos últimos individuos no adaptados al frío, pero altamente evolucionados fueron ocupando los hábitats abandonados por los neandertales relegándolos a zonas cada vez más alejadas, hasta que al cabo de 10.000 años desaparecieron de la faz de la tierra.
Como en una paradoja los neandertales, mejor adaptados al medio ambiente frío y riguroso desparecieron, y humanos modernos, aparentemente débiles sobrevivieron.
Haciendo un parangón, toda sociedad que no evoluciona, no se perfecciona o no cambia culturalmente por espacio de muchos años, está condenada al fracaso, y tal vez a la extinción.
Pero no ya a la extinción como desaparición física real, pero si a la desaparición en el contexto competitivo del mundo actual. La historia nos recuerda que la República Argentina fue a comienzos del siglo pasado un ejemplo mundial en educación. Unas décadas después nos fuimos conformando solo con instrucción, abandonando los principios de la educación que no son solo aprendizaje… Son los principios de la convivencia y los valores de vida.
El análisis de estos fósiles revela que pertenecen a un grupo humano desconocido que vivió hace unos 130.000 años y que fue bautizado como Homo de Nesher Ramla. Lo que hoy es Israel antes era la cabeza de puente entre África y Eurasia con una interacción casi constante entre homo sapiens y neandertales.
La convivencia de ambas especies deja en claro una abismal diferencia entre ambos y que a la postre fue el desencadenante de la desaparición de esta en apariencia exitosa especie. Durante todo el periodo glaciar en Europa vivió el Hombre de Neanderthal. Este espécimen fue exitoso por 100.000 años hasta que debieron enfrentarse con los humanos modernos, llegados hace 40.000 años a Europa desde el Medio Oriente.
Mientras el Homo Sapiens perfeccionaba las herramientas de uso diario, organizaba cacerías en grupo portando agiles lanzas, dominaban a discreción los secretos del fuego y dejaban sus huellas culturales impresas en las pinturas rupestres, los neandertales no pudieron variar su capacidad manual en 100.000 años. No conocían el uso de herramientas elaboradas o armas de caza diferentes a sus palos-lanza, y tampoco fueron hábiles dominadores del fuego.
Este abismo cultural pudo haber sido el responsable del fin de los Hombres de Neanderthal y no la simple llegada de los humanos modernos como se argumentó hasta hace poco tiempo. Estos últimos individuos no adaptados al frío, pero altamente evolucionados fueron ocupando los hábitats abandonados por los neandertales relegándolos a zonas cada vez más alejadas, hasta que al cabo de 10.000 años desaparecieron de la faz de la tierra.
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