Fases del stress parte 1

Fases o etapas del estrés. El síndrome general de adaptación o estrés, es el trastorno de ansiedad que tiene diferentes fases un su complicado accionar. (Parte uno)

La respuesta orgánica ante un estímulo agresivo se basa en una reacción de tres fases y su centro de comando defensivo se halla ubicado en las glándulas suprarrenales (supra=encima, renal=riñón), que son dos pequeñas glándulas ubicadas encima de los riñones. Como dato anecdótico podemos aclarar que en realidad estas glándulas se denominan técnicamente adrenales y no suprarrenales, puesto que como todos los mamíferos superiores caminan en cuatro patas, estas glándulas no están ubicadas sobre el riñón sino delante del mismo.

Cuando un estímulo tiene la capacidad de generar una situación estresante, primero aparece una reacción de alarma ante la potencial agresión; Esta reacción de alarma configura la primera fase del stress o Fase de Alerta y está dada por el efecto directo del agente estresante sobre el organismo. Luego le sigue una segunda fase, Fase de Resistencia y Adaptación, que consta de una serie de respuestas hormonales que surgen con el fin de estimular los sistemas defensivos y restablecer el adecuado equilibrio del medio interno (homeostasis).

Por último, si fallaron los sistemas de defensa utilizados aparece la Fase de Agotamiento, que marca la entrega y rendición del organismo. En caso de una resolución adecuada del episodio de stress, la Fase de Agotamiento no aparece y de la Fase de Resistencia se vuelve al estado normal de vigilia y control. Esquematizando, las tres fases del stress son:

Fase de Alerta: Es la reacción de alarma ante la posibilidad de un peligro inminente. En esta etapa se ponen en marcha los mecanismos hormonales necesarios para hacer frente a la contingencia agresiva. Se comienzan a segregar las hormonas anti-inflamatorias (cortisol, adrenalina) que inhiben las reacciones excesivas de defensa y las hormonas pro-inflamatorias (aldosterona) que estimulan las adecuadas defensas del organismo.

Estas acciones hormonales pueden a su vez ser modificados por otras hormonas, por reacciones nerviosas, por la dieta, por la herencia, por la memoria orgánica de episodios estresantes anteriores, etc. Los síntomas de esta etapa son: Pérdida de peso, aumento de tamaño de las glándulas suprarrenales y aumento de tamaño de los ganglios linfáticos.

Fase de Resistencia: Los sistemas de defensa están en plena actividad. Luego de superada la situación conflictiva los mecanismos hormonales vuelven a su estado normal de reposo y vigilia. El peso vuelve a la normalidad, disminuye el volumen de las glándulas suprarrenales, los ganglios linfáticos vuelven al tamaño original y los niveles hormonales se estabilizan. La adecuada resolución de estas dos etapas otorga a los seres humanos aprendizaje, crecimiento, desarrollo y capacidad de supervivencia ante los peligros.

Fase de agotamiento: Ante la repetición exagerada de estímulos agresivos se llega a una perpetuación de la fase de resistencia con el consiguiente agotamiento fisiológico. Ante esta situación atípica se ponen en marcha mecanismos anormales que tratarán, infructuosamente volver la compleja situación a sus cauces normales. El episodio de stress agudo que puso en marcha la respuesta defensiva originalmente pasa a convertirse en un estado de stress crónico sin posibilidad de resolución eficaz.