El stress y el peso corporal parte 1
El estrés y el peso corporal. La relación entre estrés y sobrepeso es ineludible. El peso corporal siempre es una víctima de todo estrés y demás trastornos de ansiedad. (Parte uno)
En condiciones de respuesta normal, cualquiera de las tres etapas del Sindrome General de Adaptación (fase de alarma, de resistencia-adaptación y de agotamiento) tienen repercusiones en el peso corporal del individuo y por ende en la concentración de su grasa corporal total.
Las variaciones del peso serán del tipo adelgazamiento en las etapas de alarma y agotamiento y de vuelta a la situación de normalidad ponderal en la de resistencia y adaptación.
En situaciones de stress crónico, el individuo tenderá a equilibrar la situación estresante en una forma diferente de la original, pudiendo quedar un desnivel “en más” del peso como secuela de la lucha contra el agente causal. Esto configura el denominado Set Point o punto regulado del peso, que es la capacidad de los organismos superiores de reacomodar su peso corporal, en un punto diferente al original (generalmente más alto), luego de haber sufrido situaciones de agresión externa o interna que cambian sus constantes biológicas.
Es una forma de guardar reservas “por las dudas” y así estar preparados para futuras situaciones traumáticas con mejor resto. La gravedad de este mecanismo de respuesta hormonal ante situaciones de stress crónico radica en que no siempre la multiplicación de los niveles de grasa es acompañada por un aumento del peso corporal.
De las patologías con mecanismo de adicción y compulsión, la obesidad es la de mayor preponderancia como factor de compensación atípico del stress, porque genera beneficios extra con respecto a las demás adicciones:
1. Cubre aceptablemente las exigencias de las regresiones psicológicas más primarias.
2. Las descargas compulsivas hacia la comida dan una satisfacción inmediata que compensa momentáneamente la angustia o la ansiedad.
3. Las consecuencias físicas de la enfermedad no se evidencian inmediatamente, la obesidad no duele y no discapacita sino a muy largo plazo.
4. Dichas consecuencias son muchas veces minimizadas, no solo por los propios pacientes, sino también por los distintos profesionales de la salud, creándose en el individuo obeso la fantasía de que “...Si nadie me reta ni me cuestiona no debe ser tan malo lo que me pasa”.
5. A diferencia de otras dependencias (cigarrillo, alcohol, drogas), es una forma de adicción socialmente aceptada y hasta a veces fomentada y estimulada por los demás. Al obeso en todas las reuniones se lo insta a comer.
6. Los sistemas de protección social abandonan a los pacientes a su propia suerte, pues la obesidad “no existe” como enfermedad para muchas de las redes de cobertura sanitaria de nuestro país.
En situaciones de stress crónico, el individuo tenderá a equilibrar la situación estresante en una forma diferente de la original, pudiendo quedar un desnivel “en más” del peso como secuela de la lucha contra el agente causal. Esto configura el denominado Set Point o punto regulado del peso, que es la capacidad de los organismos superiores de reacomodar su peso corporal, en un punto diferente al original (generalmente más alto), luego de haber sufrido situaciones de agresión externa o interna que cambian sus constantes biológicas.
Es una forma de guardar reservas “por las dudas” y así estar preparados para futuras situaciones traumáticas con mejor resto. La gravedad de este mecanismo de respuesta hormonal ante situaciones de stress crónico radica en que no siempre la multiplicación de los niveles de grasa es acompañada por un aumento del peso corporal.
De las patologías con mecanismo de adicción y compulsión, la obesidad es la de mayor preponderancia como factor de compensación atípico del stress, porque genera beneficios extra con respecto a las demás adicciones: 1. Cubre aceptablemente las exigencias de las regresiones psicológicas más primarias. 2. Las descargas compulsivas hacia la comida dan una satisfacción inmediata que compensa momentáneamente la angustia o la ansiedad.
3. Las consecuencias físicas de la enfermedad no se evidencian inmediatamente, la obesidad no duele y no discapacita sino a muy largo plazo. 4. Dichas consecuencias son muchas veces minimizadas, no solo por los propios pacientes, sino también por los distintos profesionales de la salud, creándose en el individuo obeso la fantasía de que “...Si nadie me reta ni me cuestiona no debe ser tan malo lo que me pasa”.
5. A diferencia de otras dependencias (cigarrillo, alcohol, drogas), es una forma de adicción socialmente aceptada y hasta a veces fomentada y estimulada por los demás. Al obeso en todas las reuniones se lo insta a comer. 6. Los sistemas de protección social abandonan a los pacientes a su propia suerte, pues la obesidad “no existe” como enfermedad para muchas de las redes de cobertura sanitaria de nuestro país.
Suscribite a la Fundación
Cómo podés colaborar con la Fundación?
Con tu suscripción mensual, la 'Fundación Sueños y Utopías' podrá continuar con la labor que desarrolla desde hace doce años en la prevención de la obesidad y la malnutrición infantil, el aporte alimentario a los niños chicos con carencias alimentarias y el adecuado control del estrés y los trastornos de ansiedad.
SuscribirmeAyudanos a Ayudar
Cómo podés colaborar con la Fundación?
El diario digital Un Espacio de Salud es un medio de la “Fundación Alimentaria Sueños y Utopías”, entidad civil sin afán de lucro, para la Prevención de la Obesidad y la Malnutrición Infantil. Desde aquí agradecemos a todos los amigos que nos siguen, compartiendo las notas y respaldando, con su buena voluntad, a cada uno de los patrocinadores que amablemente nos acompañan.
Colocá un enlace en tu sitio