El maltratado Edward Jenner [parte 2]
La humanidad estuvo en manos de la viruela, la cruel y ancestral enfermedad.
Un médico rural, humilde y tenaz, logro salvarnos de este flagelo, pero recibió a cambio solo burlas.
En 1797 Jenner presentó el estudio ante la Royal Society describiendo su experimento. El mismo Jenner no podía explicar la razón por la que el método era efectivo, pues aún no se podía ver el virus con los microscopios de la época. La respuesta de los científicos fue que sus ideas eran demasiado revolucionarias y que necesitaba presentar más pruebas.
Impávido, Jenner experimentó con varios otros niños, incluyendo su propio hijo de 11 meses.
En 1798 publicó su investigación, en la que acuñó el término "vacuna", del latín "vacca" (vaca).
Lo que vino después no fue gloria sino burlas. Un verdadero despropósito.
Sus críticos, especialmente el clero, denunciaron que era repugnante e impío inocular a alguien con material de un animal enfermo, aunque ese procedimiento le salvase la vida... Otro despropósito. Desde un principio, la vacuna de Jenner, que consta del mismo procedimiento que se utilizó durante dos siglos, demostró ser simple y muy efectivo.
Edward Jenner se volvió tremendamente famoso. Reyes y emperadores le mandaban regalos; el Parlamento británico le otorgó una importante suma de dinero para agradecerle por su trabajo.
Aunque se volvió rico, siguió su vida tranquila en la misma casa de siempre en Berkeley y continuó trabajando como médico rural, atendiendo a ricos y pobres por igual.
A los pobres, los vacunaba gratis en una cabaña pequeña que tenía en su jardín. En un sólo día, en 1800, vacunó a casi doscientas personas él solo. Durante la guerra entre Reino Unido y Francia, Jenner le pidió al emperador Napoleón Bonaparte que liberara a algunos prisioneros... y Napoleón así lo hizo, argumentando que no le podía negar nada a Jenner.
Era todo un héroe mundial. Cuando murió en 1823, uno de sus amigos dijo que nunca había conocido a "un hombre con un corazón más cálido".
Edward Jenner pronunció una profética frase sobre la vacunación en 1801: “Resulta demasiado evidente para admitir controversias, que la aniquilación de la viruela, la peor amenaza mortal para la especie humana será el resultado final de esta práctica". Ciento ochenta años más tarde, sus deseos se cumplieron.
La viruela sobrevivió por muchos años después de la muerte de Jenner. La vacuna fue mejorada por científicos como Louis Pasteur. Una campaña mundial de vacunación redujo año tras año los casos hasta que en 1980, luego de una titánica tarea, la Organización Mundial de la Salud declaró que el mundo estaba libre de cruel, mortal y ancestral viruela.
Así, una enfermedad que diezmó al mundo desde el comienzo de los tiempos pudo ser el primer logro medico de librar al mundo de este mal.
Impávido, Jenner experimentó con varios otros niños, incluyendo su propio hijo de 11 meses. En 1798 publicó su investigación, en la que acuñó el término "vacuna", del latín "vacca" (vaca). Lo que vino después no fue gloria sino burlas. Un verdadero despropósito.
Sus críticos, especialmente el clero, denunciaron que era repugnante e impío inocular a alguien con material de un animal enfermo, aunque ese procedimiento le salvase la vida... Otro despropósito. Desde un principio, la vacuna de Jenner, que consta del mismo procedimiento que se utilizó durante dos siglos, demostró ser simple y muy efectivo.
Edward Jenner se volvió tremendamente famoso. Reyes y emperadores le mandaban regalos; el Parlamento británico le otorgó una importante suma de dinero para agradecerle por su trabajo. Aunque se volvió rico, siguió su vida tranquila en la misma casa de siempre en Berkeley y continuó trabajando como médico rural, atendiendo a ricos y pobres por igual.
A los pobres, los vacunaba gratis en una cabaña pequeña que tenía en su jardín. En un sólo día, en 1800, vacunó a casi doscientas personas él solo. Durante la guerra entre Reino Unido y Francia, Jenner le pidió al emperador Napoleón Bonaparte que liberara a algunos prisioneros... y Napoleón así lo hizo, argumentando que no le podía negar nada a Jenner.
Era todo un héroe mundial. Cuando murió en 1823, uno de sus amigos dijo que nunca había conocido a "un hombre con un corazón más cálido". Edward Jenner pronunció una profética frase sobre la vacunación en 1801: “Resulta demasiado evidente para admitir controversias, que la aniquilación de la viruela, la peor amenaza mortal para la especie humana será el resultado final de esta práctica". Ciento ochenta años más tarde, sus deseos se cumplieron.
La viruela sobrevivió por muchos años después de la muerte de Jenner. La vacuna fue mejorada por científicos como Louis Pasteur. Una campaña mundial de vacunación redujo año tras año los casos hasta que en 1980, luego de una titánica tarea, la Organización Mundial de la Salud declaró que el mundo estaba libre de cruel, mortal y ancestral viruela. Así, una enfermedad que diezmó al mundo desde el comienzo de los tiempos pudo ser el primer logro medico de librar al mundo de este mal.
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