El Caballo de Troya
El arte del engaño y la distracción utilizadas como arma de lucha
La guerra duraba casi diez años cuando hasta el más destacado guerrero griego, Aquiles, había caído muerto en combate.
A pesar de haber cumplido con todas las condiciones impuestas por los oráculos para la toma de la ciudad, los griegos no conseguían atravesar los inexpugnables muros de Troya.
Todo parecía seguir igual hasta que Calcante, el máximo adivino griego, observó una paloma perseguida por un halcón. La paloma se refugió en una grieta y el halcón permanecía cerca del hueco, pero sin poder atrapar a la paloma.
El halcón entonces decidió fingir retirarse y se escondió fuera de la mirada de la paloma, quien poco a poco asomó la cabeza para cerciorarse de que el cazador había desistido, pero entonces el halcón salió del escondite y culminó la cacería.
Después de narrar esta visión, Calcante dedujo que no deberían seguir tratando de asaltar las murallas de Troya por la fuerza, sino que tendrían que idear una estratagema para tomar la ciudad. Después de ello, Odiseo (también conocido en la historia como Ulises), concibió el plan de construir un gran caballo de madera y ocultar dentro a los mejores guerreros.
Bajo las instrucciones de Odiseo, el caballo fue construido por Epeo el focidio, el mejor carpintero del campamento. Tenía una escotilla escondida en el flanco derecho y en el izquierdo tenía grabada la frase: “Con la agradecida esperanza de un retorno seguro a sus casas después de una ausencia de nueve años, los griegos dedican esta ofrenda a Atenea”. Luego de esto, la flota griega se retiró de las playas de Troya, permaneciendo escondida en una bahía cercana.
Los troyanos, grandes creyentes en los dioses, cayeron en el engaño y aceptaron el caballo para ofrendarlo a los dioses, ignorando que era un ardid de los griegos para traspasar sus murallas puesto que en su interior se escondía un selecto grupo de soldados. El caballo era tan grande que los troyanos tuvieron que derribar parte de los muros de su ciudad. Una vez introducido el caballo en Troya, mientras los troyanos festejaban, los soldados ocultos en él abrieron las puertas de la ciudad, tras lo cual la fuerza invasora entró y la destruyó.
Esta universal y conocida historia deja como enseñanza que la inteligencia y la imaginación pueden superar a la fuerza y la lucha. Pensar antes de actuar y reflexionar antes de agredir son eficientes armas al momento de someter a un adversario, superar a un contrincante o conseguir el ascenso laboral que tanto tiempo estuvimos añorando.
Todo parecía seguir igual hasta que Calcante, el máximo adivino griego, observó una paloma perseguida por un halcón. La paloma se refugió en una grieta y el halcón permanecía cerca del hueco, pero sin poder atrapar a la paloma. El halcón entonces decidió fingir retirarse y se escondió fuera de la mirada de la paloma, quien poco a poco asomó la cabeza para cerciorarse de que el cazador había desistido, pero entonces el halcón salió del escondite y culminó la cacería.
Después de narrar esta visión, Calcante dedujo que no deberían seguir tratando de asaltar las murallas de Troya por la fuerza, sino que tendrían que idear una estratagema para tomar la ciudad. Después de ello, Odiseo (también conocido en la historia como Ulises), concibió el plan de construir un gran caballo de madera y ocultar dentro a los mejores guerreros.
Bajo las instrucciones de Odiseo, el caballo fue construido por Epeo el focidio, el mejor carpintero del campamento. Tenía una escotilla escondida en el flanco derecho y en el izquierdo tenía grabada la frase: “Con la agradecida esperanza de un retorno seguro a sus casas después de una ausencia de nueve años, los griegos dedican esta ofrenda a Atenea”. Luego de esto, la flota griega se retiró de las playas de Troya, permaneciendo escondida en una bahía cercana.
Los troyanos, grandes creyentes en los dioses, cayeron en el engaño y aceptaron el caballo para ofrendarlo a los dioses, ignorando que era un ardid de los griegos para traspasar sus murallas puesto que en su interior se escondía un selecto grupo de soldados. El caballo era tan grande que los troyanos tuvieron que derribar parte de los muros de su ciudad. Una vez introducido el caballo en Troya, mientras los troyanos festejaban, los soldados ocultos en él abrieron las puertas de la ciudad, tras lo cual la fuerza invasora entró y la destruyó.
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