El árbol inmortal
El Ginko Biloba, el ejemplar que venció un holocausto mostrando la superación de la naturaleza
La fortaleza del Ginkgo biloba es antológica. Este árbol persiste en condiciones de poca luz y escasez de nutrientes y es altamente resistente a bacterias, hongos y virus.
Su ADN es aproximadamente tres veces y media más largo que el del ser humano y contiene más de 40.000 genes (contra los 30.000 nuestros), muchos de esos genes le sirven para protegerse de las amenazas exteriores.
Todo apunta a que, a lo largo de los años, ha habido una notable expansión de las familias de genes que le proporcionan mecanismos defensivos. Ante el ataque de herbívoros o patógenos, despliega un conjunto de moléculas para combatirlos, ya sea contraatacando directamente o activando un sistema de alarma que tanto puede inducir las defensas del mismo, de otros individuos colindantes) o atraer a los enemigos de sus enemigos.
Actualmente se estudia hasta qué punto el árbol de los cuarenta escudos como le llaman, tiene propiedades farmacológicas. El ginkgo biloba se ha usado como medicina tradicional en países asiáticos desde hace centenares de años. En el Compendio de Materia Médica, el libro más completo y exhaustivo de la medicina china tradicional, las semillas de Ginkgo biloba se describen como un tratamiento para la senilidad de los miembros envejecidos de la corte real.
El Ginkgo biloba puede llegar a unos mil quinientos años y es uno de los organismos vivos más antiguos de la Tierra. Es un fósil viviente, ya que apenas ha cambiado desde hace doscientos setenta millones de años. Estuvo antes que aparecieran las flores y los dinosaurios. A pesar de su antigüedad ha sobrevivido mientras que otros parientes cercanos han ido desapareciendo.
No obstante, después del periodo de glaciaciones, quedaron reducidos a algunas zonas montañosas de la China. Recientemente se ha podido determinar que existe una población nativa de Ginkgo biloba silvestre en el valle y laderas más bajas de las montañas de Dalou, en el sudoeste de ese país asiático.
En realidad, su dispersión mundial se debe a la mano humana y, en gran parte, también su supervivencia. El primer escrito sobre su cultivo proviene de un monje y data del año 980. En el siglo trece las plantaciones ya se extendían a lo largo de Asia y en el año 1690 el médico y botánico Engelbert Kaempfer descubrió su existencia en Japón.
Desde entonces, se puede apreciar los Ginkgo biloba adornando parques y jardines en todo el mundo y cuenta la historia que un Ginko biloba fue el único árbol capaz de sobrevivir al holocausto nuclear de Hiroshima y hacer reaparecer sus nuevas hojas en la primavera siguiente, como un mensaje de esperanza y superación para todos quienes fueron víctimas de ese suceso.
Todo apunta a que, a lo largo de los años, ha habido una notable expansión de las familias de genes que le proporcionan mecanismos defensivos. Ante el ataque de herbívoros o patógenos, despliega un conjunto de moléculas para combatirlos, ya sea contraatacando directamente o activando un sistema de alarma que tanto puede inducir las defensas del mismo, de otros individuos colindantes) o atraer a los enemigos de sus enemigos.
Actualmente se estudia hasta qué punto el árbol de los cuarenta escudos como le llaman, tiene propiedades farmacológicas. El ginkgo biloba se ha usado como medicina tradicional en países asiáticos desde hace centenares de años. En el Compendio de Materia Médica, el libro más completo y exhaustivo de la medicina china tradicional, las semillas de Ginkgo biloba se describen como un tratamiento para la senilidad de los miembros envejecidos de la corte real.
El Ginkgo biloba puede llegar a unos mil quinientos años y es uno de los organismos vivos más antiguos de la Tierra. Es un fósil viviente, ya que apenas ha cambiado desde hace doscientos setenta millones de años. Estuvo antes que aparecieran las flores y los dinosaurios. A pesar de su antigüedad ha sobrevivido mientras que otros parientes cercanos han ido desapareciendo.
No obstante, después del periodo de glaciaciones, quedaron reducidos a algunas zonas montañosas de la China. Recientemente se ha podido determinar que existe una población nativa de Ginkgo biloba silvestre en el valle y laderas más bajas de las montañas de Dalou, en el sudoeste de ese país asiático.
En realidad, su dispersión mundial se debe a la mano humana y, en gran parte, también su supervivencia. El primer escrito sobre su cultivo proviene de un monje y data del año 980. En el siglo trece las plantaciones ya se extendían a lo largo de Asia y en el año 1690 el médico y botánico Engelbert Kaempfer descubrió su existencia en Japón.
Desde entonces, se puede apreciar los Ginkgo biloba adornando parques y jardines en todo el mundo y cuenta la historia que un Ginko biloba fue el único árbol capaz de sobrevivir al holocausto nuclear de Hiroshima y hacer reaparecer sus nuevas hojas en la primavera siguiente, como un mensaje de esperanza y superación para todos quienes fueron víctimas de ese suceso.
Suscribite a la Fundación
Cómo podés colaborar con la Fundación?
Con tu suscripción mensual, la 'Fundación Sueños y Utopías' podrá continuar con la labor que desarrolla desde hace doce años en la prevención de la obesidad y la malnutrición infantil, el aporte alimentario a los niños chicos con carencias alimentarias y el adecuado control del estrés y los trastornos de ansiedad.
SuscribirmeAyudanos a Ayudar
Cómo podés colaborar con la Fundación?
El diario digital Un Espacio de Salud es un medio de la “Fundación Alimentaria Sueños y Utopías”, entidad civil sin afán de lucro, para la Prevención de la Obesidad y la Malnutrición Infantil. Desde aquí agradecemos a todos los amigos que nos siguen, compartiendo las notas y respaldando, con su buena voluntad, a cada uno de los patrocinadores que amablemente nos acompañan.
Colocá un enlace en tu sitio